La exploración da sus frutos

Unos días mas tarde con tiempo de sobra y sabiendo lo que se escondía en la nueva zona, tocaba madrugar para intentar hacerme con algún buen ejemplar de lucio, o en su defecto un buen trompetero que se interesara por mi crankbaits. El día anterior pudimos observar bastante movimiento en una zona determinada, y me pareció buena opción atacarla con un señuelo grande a media profundidad.

Pronto me dí cuenta que no había sido mala opción, ya que tenía clavado en el extremo de la caña, lo que por la carrera a la hora de buscar el fondo,  me parecía un bonito ejemplar de barbo comizo.

Bonito ejemplar de barbo comizo que le pareció irresistible la imitación.

¿ Serían comizos los que estaban detrás de los alburnos los otros días ?, la actividad en la zona era bestial, seguí lanzando pero pronto me di cuenta que lo que había es una enorme población de carpas hambrientas. No paraba de ver lomos a menos de dos metros del pato. Lo que me llevó a pensar inevitablemente que había poca actividad de pescadores por la zona, ya que los accesos y puestos son bastante inaccesibles.
Varios black bass de pequeño porte me confirmaron que la población de peces es espectacular. Pero lo que mas me sorprendió fue sacar por primera vez una lucioperca (Sander Lucioperca), que pensaba que por estos tramos del rio aun no había llegado.

La zona era perfecta para la emboscada, tanto para black bass, luciopercas, lucios y algún comizo que le apetezca un pececillo. La atención era máxima porque sabía que en cualquier momento podía interesarse algún depredador por mi señuelo. No tardó mucho un voraz lapicero, que para el peso que tenía, se le veía bastante en forma, será la competencia que los hace ser voraces y espabilados.

La zona prometía, no me apetecía ni comer, pero había que reponer fuerzas. Tras una breve pausa y sin tiempo para prepararme, en el primer lance, y a unos dos metros del pato, entre unas coberturas de troncos y nenúfares, noté un pequeño tirón que pronto soltó. No conseguí clavar, pero si pude notar un pequeño "cabeceo" típico de los lucios al intentar zafarse.
Es importante evitar chapotear mucho al entrar en el agua o hacer mucho ruido, sobre todo en zonas próximas a coberturas. Siempre puede haber alguna sorpresa.

No pasaron ni veinte minutos cuando esta vez sí, conseguí clavar un pequeño lapicero con ganas de animarme la tarde. Con mucho cuidado y respeto lo devolví al agua, y espero encontrarme con él dentro de unos años...

La tarde pasaba y no tenía prisa ninguna en dejar de pescar, subido en el pato pude ver como un par de corzos se acercaban a la orilla a beber.  Una bonita picada que me las apañe para grabar un poco como pude, y me hizo ver que la calidad y buena forma de los peces de este tramo del río.

Con el día finalizando, y para dejar un mejor sabor de boca si cabe, un pequeño lapicero quiso despedirse de mí. Hasta otra.