inicio

información (14) Revistas (3) Sesiones (29) Videos (2)

viernes, 26 de diciembre de 2014

Salidas Invernales

¡Quien dice eso de "en diciembre y enero las cañas al ropero"!

Ese refrán no funciona demasiado bien con nosotros, con un frío que pela y con mas ganas que un niño, nos pusimos en marcha para una pequeña salida a una zona cercana.


Con las primeras luces estábamos llegando a la zona y ya podíamos ver que la niebla nos acompañaría durante gran parte de la mañana.


La escarcha hacía que la sensación térmica fuera aún menor, y al principio nos costó, pero tirando de coraje nos pusimos el vadeador y al agua. La primera hora pasó rápido, será por las ganas que teníamos de sacar algún luciete invernal, pero la verdad es que después de un rato, las manos con guantes y todo, las teníamos congeladas. Teníamos que parar de pescar, aprovechamos para dejar los pikies en el fondo un rato y así poder calentarnos las manos un poco como podíamos.



Nos dimos cuenta que teníamos mas rato el señuelo parado que en acción, no parabamos de calentarnos las manos. La decisión fue unánime, nos paramos una hora hasta que salga el sol y aprovechamos para un almuerzo calentito.


La zona es una pasada, cargamos pilas al solecito y a disfrutar un poco de las vistas.




Y totalmente renovados de fuerza y temperatura corporal, al agua pato!.


Pero nos duró poco la ilusión, pronto se dio cuenta mi compañero que algo no iba bien en sus flotadores. Tras volver a inflar y ver que perdía aire, sacamos la recamara y vemos que se está despegando por un borde. Además es el único día que ninguno nos llevamos los parches para pinchazos. Tuvo que improvisar un parche con un trozo de plástico de una neverilla y con algún apuro y parando un par de veces para volver a inflar, conseguimos llegar a la zona donde teníamos aparcado el coche.



El resto del día lo pasamos pescando desde la orilla, aunque no pescamos nada nos quedamos con algunos recuerdos interesantes.
 De momento los parches no se nos vuelven a olvidar a ninguno ningún día...

martes, 16 de diciembre de 2014

Depredando VIII

Después de un parón otoñal, en el que no me pude escapar ni una vez a pescar, se aproximaban las navidades y preparamos una salida para diciembre, que para la época que estamos, hacia una temperatura perfecta para intentar tentar a los lucios o incluso algún torpedo.

Tengo que comentar que el día que teníamos pensado hacer la sesión, se tuvo que retrasar, ya que una vez en el tramo del río que habíamos elegido, y tras atascar el coche, me di cuenta que había perdido un tapón del compartimento principal del pato, el de la cámara principal, así que todo al coche y para casa.
Al día siguiente, con todo bien preparado y revisado minuciosamente para que no nos volviera a pasar lo que ayer, madrugamos y salimos para la zona.
 Sobre las nueve ya estábamos aleteando y a eso de las nueve y tres ya tenía a mi primer lapicerete clavado en mi señuelo. Así da gusto, eso es un buen recibimiento.



Sabíamos que podía ser un gran día y que los lucios estaban activos, ya que se veía movimiento en la superficie. Probamos con todo tipo de señuelos; pikies, crankbaits, spinnerbaits.. y en todo tipo de profundidades, cerca de las orillas, en lo mas profundo... En fin, que la primera hora de la mañana paso tranquila, algún toquecillo de los mas pequeños pero poco mas.
Fue a eso de la medio día cuando empezaron a activarse de forma brutal, o cuando nosotros dimos con la tecla y por fin conseguimos localizarlos, el caso es que primero a mi compañero se le escapó un lucio de buen porte, que estuvo dándole unos buenos arreones a la caña pero al final consiguió zafarse y no pudimos observarle bien.
Poco después mi compañero logró clavar un luciete de unos siete kilos y algo que le hizo disfrutar de lo lindo, sacando linea y dando las típicas sacudidas de cabeza.


Y a partir de este momento ya no dábamos a basto, hicimos dos dobletes en el mismo día, con lucios entre el kilo y medio y los tres kilos. No nos dio ni tiempo para hacer unas fotos de las ganas que teníamos de seguir pescando.
Una de las veces que lanzo mi pececillo justo encima de un árbol sumergido, le dejo inmóvil unos segundos y cuando empiezo a recoger despacito, noto como si se quedara trabado el señuelo en una de las ramas, doy un pequeño cachete y lo siguiente fue un par de sacudidas de cabeza y una pequeña carrera. Me costó poco acercarlo a mi posición y parecía un luciete de pequeño porte, hasta que se acercó demasiado al pato, se asusto, y pude ver un enorme lomo amarillento relucir mientras se escabullía para la zona mas profunda.
Unos minutos mas tarde después de varias carreras conseguí fatigarle, a este si había que hacerle una foto. Unos cuatro kilos de lucio salvaje de río.



En cuestión de un par de horas conseguimos unos veinte peces,  muchos de ellos de pequeño y mediano porte, pero otros, como el siguiente que consiguió subir a su catamarán mi compañero, de unos ocho kilos.



Por mi parte conseguí sacar otro buen luciete de unos seis kilos y medio, con el mismo señuelo y buscándolos en las mismas zonas que conocía, entre la maleza y las coberturas de la orilla.




Un bonito recuerdo para un día inolvidable.




Con buenos recuerdos para el futuro y bastante contentos con lo acontecido en la jornada, decidimos ir recogiendo los trastos, con el sol poniendose y pensando ya en la próxima salida.