inicio

información (14) Revistas (3) Sesiones (29) Videos (2)

miércoles, 19 de marzo de 2014

Torpedos de río

El tiempo empieza a cambiar, con la primavera a la vuelta de la esquina, dispongo de algunos días libres para ir a mi zona favorita y poder tentar a los grandes barbos que allí habitan. Varias visitas al río sin buenos resultados, pero disfrutando de la naturaleza en buena compañía.

 Algún pequeño torpedo entraba a la lombriz de mi compañero, que fue el único que consiguió sacar de agua alguno de estos salvajes de río. Y como no puede ser menos, siempre captura y suelta, porque aunque muchos no se acuerden, en este tramo del río es obligatorio realizar la suelta de todos los peces que se capturen, ya que en esta época es un tramo de PESCA SIN MUERTE.
 Debido a la gran afluencia de peces autóctonos, que todos los años se acercan a este paraje para poder asegurar su supervivencia, y la gran cantidad de PESCADEROS que se aprovechan de esta situación para llenar la nevera, o simplemente, regalar pescao a todo el mundo, se declaro zona de pesca sin muerte en el periodo de desove.



Un día decidimos montarnos caña en pato y tentar a los grandes torpedos escondidos en la maleza o a los grandes lucios que por este paraje merodean en busca de alguna presa descuidada. Y no teníamos ni idea de lo que nos depararía el día...


Pero no tardaríamos en averiguarlo, poco mas de media hora aleteando y realizando distintos lances en diferentes profundidades, nos valió para tener una idea de lo que se estaban alimentando, y donde podían estar alimentandose.
El primer torpedo le entró a mi compañero con una rabia y una fuerza digna de estos potentes peces de río. No dudó en atrapar el crankbaits que pasó contoneandose pos sus mediaciones y dar a mi compañero y a mí, una muy buenas sensaciones.



Un bonito ejemplar con unos colores preciosos y en perfecto estado de salud, fotitos pertinentes y al agua. Poco mas tarde se confirmaron nuestras sospechas, y otra vez en la caña de mi compañero, con el mismo crankbaits, se batía en una lucha con un torpedo que esta vez pondría a prueba el equipo de spinning, haciendo sacar sedal del carrete a un ritmo desconcertante. Sabía que era un gran pez y no queríamos perderlo, con paciencia y tras varias carreras que hacían temblar hasta la última fibra de carbono de la caña,  pudo subirlo a la superficie, y pudimos ver que se trataba de un precioso ejemplar de barbo común.




Estábamos eufóricos, sabíamos que podía ser un gran día, ya que los torpedos estaban haciendo acto de presencia y parecía que tenían ganas de comer.
A la media hora mas o menos llegaría mi turno de luchar contra uno de estos potentes animales, y pude notar la fuerza de un bonito ejemplar intentando zafarse de mi señuelo.


No había pasado ni veinte minutos cuando de repente vuelvo a sentir una brutal embestida al pequeño cranckbaits que hacía que se volvieran a poner los nervios de punta. Una preciosa lucha que hace que te apasione, mas si cabe, esta afición.


Parecía que habíamos dado en la tecla y tal fue la sorpresa que a los pocos lances un pequeño torpedo tiraba de mi línea intentando ocultarse en la maleza próxima. Al final conseguí acercarlo al pato, una fotito rápido, y a dejarle tranquilo que se le pase el susto.


Después de una parada para estirar un poco las piernas y picotear algo, donde aprovechamos para comentar los lances y las posibles zonas que visitaríamos a lo largo del día, volvimos ilusionados a los flotadores dispuestos a seguir disfrutando de la naturaleza, y porqué no, de más capturas.

Y no tardaron mucho en volver a dar la cara, cuando mi compañero clavó, parecía que era incluso mas grande que el anterior, la lucha fue brutal, la caña casi rozando el agua y el torpedo dando carreras al fondo que hacían trabajar, pero bien, al carrete. Cual fue la sorpresa cuando después de unos diez minutos de lucha y cuando parecía que estaba cansado, apareció en la superficie y pudimos ver que el cranckbaits estaba clavado en la aleta caudal, sin más tiempo, arrancó con otra carrera que hizo sacar bastantes metros de sedal. Ahora si nos podíamos explicar las carreras brutales del animal con el pececillo clavado en la cola y con el punto de mira puesto en el fondo del río.


Recuerdo que leí un articulo, que decía que en ocasiones, los barbos pueden lanzarse con fuerza a los pececillos y otras presas, y les golpeaban con la cola para aturdirlos. Pues no fue la única experiencia que tuvimos de este tipo ese día...
Pues seguía la mañana tranquilamente, disfrutando de buenos momentos y dándonos un poco por satisfechos con lo acontecido. Hasta que al poco tiempo, clavé un bonito ejemplar de Bass, que enseguida que noté su clavada, sabía que no era un torpedo por la forma de tirar.



Después de esto, apareció el solecito dejandonos un tiempo calmado, en cuanto al agua y en cuanto a los peces, que parecía que no les había sentado muy bien el cambio, o lo mismo, se habían desplazado a otras zonas. Con el parón de picadas decidimos hacer un parón que ahora eramos nosotros los que teníamos hambrecilla.



Tras reponer fuerzas, nos lanzamos otra vez al agua, a ver si podíamos volver a sentir una carrera de un torpedo en el otro extremo de la caña. Todo parecía demasiado tranquilo, la calma era absoluta y la verdad, es una sensación emocionante, estar flotando en este paraje rodeado de naturaleza en estado puro, e intentando pasar desapercibido lo máximo posible.
Pero la calma se rompió, y en cuestión de segundos, me veo intentando parar la carrera de lo que parecía un bonito torpedo de río.



La fuerza con la que tiraba era brutal, tras varias embestidas pude acercarlo un poco, y me di cuenta que otra vez, venía clavado de la aleta caudal, ¿como podía ser?, en menos de dos horas habíamos sacado dos peces enganchados de la aleta caudal, y estábamos pescando en profundidades de dos a tres metros con señuelos de superficie.


Desde aquel día tengo prácticamente claro, que los barbos en determinadas ocasiones, intentan aturdir a sus presas con un fuerte golpe de la cola.






La lucha fue para recordar,  por suerte el barbo no sufrió ningún daño, y fue devuelto con el máximo mimo.



Con el día casi terminando, aún pude disfrutar de otro bonito ejemplar, con unas carreras impresionantes, y aumentando los recuerdos de un día que difícilmente olvidaremos.



Con una coloración preciosa y una buena barrigota dimos por terminado el día, sin antes devolver al agua al bonito ejemplar y decidiendo dejarlos tranquilos por algún tiempo, para que pudieran realizar su tarea reproductiva que los ha traído hasta aquí con la menor presión posible, y en años próximos, podamos volver a disfrutar de ellos, que bastante presión de pesca se llevan en ésta época.



...."si no sueltas los peces que pescas, no volverás a pescar los peces que sueltas"...