Han pasado demasiados años desde entonces, pero por suerte he conseguido encontrar alguna foto guardada con la que he podido recordar algunos momentos.
Prueba de señuelos que más tarde darían sus frutos.
Ese mismo día yo también tuve la suerte de tocar escama, y aunque lo primero por lo que mojé las manos no era lo que esperaba, me hice una foto para el recuerdo.
Y lo siguiente ya no es un juego, cuando de repente notas como tu carrete se vuelve loco sacando hilo, se te erizan hasta los pelos de la coronilla. Cuando un Comizo está en el otro extremo del sedal, en una tabla repleta de arboles sumergidos y piedras, solo queda cruzar hasta los dedos de los pies e intentar que su enorme hocico no se quede enredado en cualquier obstáculo.
Fue todo a la perfección, y es tal el interés de estos ciprínidos por los artificiales que no tardé en sentir otro fuerte tirón para el que ya estaba preparado y lo conseguí sacar para la foto.

Este año no pude salir en demasiadas ocasiones de pesca, pero recuerdo en septiembre poder salir alguna mañana con unos resultados que aunque no destacan por su tamaño, si lo hacen por sus colores.
Y hasta me sorprendió sacar un pequeño black bass, que con lo pequeña que es la tabla, y la población de lucios que había por aquel entonces, no sé como se pudo librar de los dientes de estos brutales depredadores.
También voy a subir un par de fotos de black bass que andaban ya circulando por tierras manchegas en aquellos tiempos. Y que me gustaría saber hoy por hoy como andan...
Por último lo más reseñable de aquel 2016, en Noviembre para ser exactos, un precioso animal que nos podremos imaginar al ver la siguiente imagen.
Menudo melón!!. Enhorabuena compañero.