A pasado mas de un año desde que decidiéramos ir a pasar un
fin de semana en Alfarofia, por fin logramos ponernos de acuerdo para los días
26, 27 y 28 de abril y poder ir a visitar el lago y pasar un fin de semana
tranquilos disfrutando del carpfishing
en orillas desconocidas.
Las sensaciones eran muy buenas, teníamos muchas ganas de
poder pasar dos noches en las orillas de esta masa de agua que tanto ha dado
que hablar y así disfrutar de unos días con buena compañía y si podía ser, muchas capturas.
Salimos del pueblo a eso de las 05:00 de la mañana,
despacito y disfrutando del camino hasta que sobre las 09:00 llegamos a la
frontera de Portugal. Paramos en el centro comercial para comprar las últimas
cosillas y sobre las 10:00 y con ganas llegamos al laguito.
Como anécdota comentar que el trípode lo olvidé en Madrid y
al final tuve que reutilizar uno viejo y otro de mi compañero que parecía de
juguete.
El día estaba perfecto, soleado y con suave brisa del
sur-oeste. El puesto que teníamos reservado era el número cinco, al llegar
pudimos hablar con el pescador que estaba en ese puesto, pasó una noche y nos
comentó que muy entretenida, sus palabras fueron: “Aprovechar para dormir de
día que por la noche no os van a dejar.”
La verdad que hizo aumentar nuestras ganas porque se le veía
muy ilusionado a pesar de no haber sacado ninguna carpa, nos comentó que esta
mañana se le había escapado una que parecía ser grande por lo que nos contó.
Mientras terminaba de recoger el equipo nos dimos una vuelta
de reconocimiento del lago y las instalaciones.
Sobre las 10:30 ya teníamos el puesto para nosotros y tras
la visita de Joao nos dispusimos a preparar tranquilamente los equipos y el
cebo.
Tras preguntar tanto al compañero que estaba pescando antes
como a Joao nos comentaron que el cangrejo ya estaba haciendo acto de presencia
y nos aconsejaron la chufa como único cebo.
Las posturas decidimos repartirlas por las zonas que a
primera vista nos parecieron más
querenciosas. Dos en pequeñas entradas que había en las junqueras de la
izquierda, una en la parte izquierda del pasillo a la entrada del puesto
cuatro, otra junto enfrente del puesto, otra en una entrada en los juncos cerca
del límite con el puesto seis y otra en la parte de juncos de la derecha del
puesto, que había una reculita que me llamó la atención.
Las posturas decidimos probar con varios cebos a pesar de la
advertida actividad del cangrejo. Una la pusimos una chufa grande con una
chufita pequeña, otra con chufa y maíz artificial flotante, en otra un
bait mesh con chufa troceada, otra con un hookbaits de bloodworms y una chufa…
y así varias combinaciones para ver cual les gustaba mas a nuestras amigas.
Con todo preparado ya solo quedaba montar en la barca e ir
esparramando las posturas por las zonas elegidas, a medio metro de los juncos
más o menos y con un par de bolas de cebado justo encima. Sobre las 12:30 ya teníamos
todas las posturas en las zonas de pesca y nos liamos a montar el campamento.
La primera hora pasó rápido, y tras una hora y media escuchamos el primer aviso en nuestras alarmas, no fue un gran tirón pero fue suficiente para animarnos y pensar que esto iba por buen camino. La siguiente hora pasó con algún toquecito en varias cañas y sobre las 15:00 horas se arrancó la caña de Gus con lo que sería la única captura de la sesión. Una carpita de unos 4 kilitos con colores muy oscuros.
A partir de esa picada continuaron con algún toquecito de
vez en cuando pero sin que ninguna llegara a clavarse. Antes de que anocheciera
sacamos las cañas para reponer cebos y nos dimos cuenta que lo único que salía
en los bajos eran las chufas, incluso en una que pusimos dos chufitas
pequeñitas aparecía el bajo desnudo, por lo cual decidimos poner en las
posturas sólo chufa, y grande.
La noche pasó
tranquila, con algún pitido de alarmas de vez en cuando que hacía pensar que
las carpas se estaban moviendo pero no conseguimos engañar a ninguna.
Poco a poco se levantó un aire molesto que hizo que
descendieran bastante las temperaturas, y no se si fue eso pero no volvimos a
sentir las alarmas en lo que restaba de jornada.
La mañana se presentaba fresca, el aire con rachas de 40 km/h y el cielo cubierto
por nubes.
Una vez que pasaron las primeras horas de la mañana y sin
movimiento en los pesquiles decidimos reponer cebos y cambiar de estrategia.
Esta vez buscamos pasadizos que había entre los juncos que
parecían carreteras de nutrias, había alguno que se adentraba más de tres
metros. Con ayuda de la barca colocamos las posturas junto con dos puñaditos de
engodo y semillas a escasos centímetros de los juncos, justo en medio de los
pasadizos localizados donde la profundidad no sobrepasaba el metro y medio.
También colocamos una caña en el medio del lago, con algo más
de profundidad, ya que la temperatura bajó bastante y teníamos que probar.
El día poco a poco iba empeorando, el viento cambió
sacudiendo ahora dirección Norte con rachas de más de 60km/h. El campamento
casi sale volando y lo tuvimos que reorganizar, en todo el día no volvimos a
tener picada, antes de anochecer cambiamos cebos y por la noche con más frío
que once viejas aguantando como podíamos el fuerte viento.
Espero poder volver algún otro día.